Si te apasionan los hongos tanto como a nosotrxs, seguro que te maravilla la diversidad que encontramos hoy día en los bosques, desde pequeñas micorrizas invisibles al ojo humano hasta espectaculares cuerpos fructíferos como la melena de león o el reishi. Pero lo que tal vez no sabías es que hace unos 400 millones de años, antes de que los árboles dominaran el paisaje terrestre, el organismo más grande del planeta (en ese tiempo) podría haber sido un hongo. Te presento al protagonista de esta historia: Prototaxites, un organismo extinto que sigue generando debate entre científicos y micólogos por igual.

¿Qué era Prototaxites?

Prototaxites (pronunciado Pro-to-ták-si-tes) vivió durante los períodos Silúrico y Devónico, mucho antes de que los dinosaurios caminaran sobre la Tierra. En una época en la que la vida terrestre era principalmente musgos, líquenes y primitivas plantas sin raíces ni hojas, esta criatura sobresalía literalmente sobre todo lo demás.

Existen hallazgos en Escocia, particularmente en el chert de Rhynie, donde se han encontrado fósiles excepcionalmente bien conservados de la especie Prototaxites taiti. Además, se han descubierto fósiles de Prototaxites en otras partes del mundo, como Arabia Saudí y el estado de Nueva York en EE. UU. que revelan sus estructuras cilíndricas que alcanzaban hasta 8 metros de altura y 1 metro de diámetro. Imagina un enorme pie, como un tronco hueco, similar a un árbol sin ramas, emergiendo de un paisaje plano y con escasa vegetación.

Durante años se pensó que podía tratarse de un alga, un liquen o incluso un árbol primitivo. Sin embargo, estudios isotópicos publicados en la revista Nature en 2007 confirmaron que su composición y alimentación encajan más con un organismo heterótrofo, es decir, un hongo.

¿Cómo era su vida?

Aunque no lo sabemos con certeza, se cree que Prototaxites se alimentaba descomponiendo material orgánico, al igual que los saprótrofos modernos. Dada su altura, algunos investigadores incluso han propuesto que fuera una estrategia para ayudarlo a dispersar esporas a grandes distancias, algo que le habría dado una ventaja evolutiva en aquellos tiempos.

Una hipótesis fascinante sugiere que pudo haber vivido en simbiosis con cianobacterias o algas, como los líquenes modernos. Sin embargo, el análisis químico más reciente refuerza la idea de que era un hongo independiente y dominante en su ecosistema.

Prototaxites nos recuerda algo esencial que repetimos siempre en charlas y eventos: «los hongos han estado aquí desde mucho antes que nosotros, y seguirán aquí cuando ya no estemos».

Por M. Inés Flores & Javi Merino
lamicoteca.com

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